domingo, 26 de agosto de 2012

Palabras para Heraldo a un año de su asesinato


Unas palabras prestadas para rendirle un pequeño gran homenaje al compañero Heraldo, que en este momento lo siento presente:

El arte de tejer

Tres hermanos se dirigieron al desierto para aprender con Zamir el arte de tejer.
Zamir vivía solitario, sin embargo, su trabajo era conocido en todos los continentes. Su arte, nacido del silencio y de la soledad, brindaba a los hombres bálsamos de elevación y cura.
Aun sabiendo que Zamir nunca había aceptado un discípulo, los tres decidieron ir en busca de tan prodigioso maestro.
Al llegar a la puerta de su morada, el mayor le dijo:
- ¡Oh, Gran Maestro! muchos días y muchas noches hemos viajado para aprender con vos el arte de tejer ¿Podéis recibirnos?
Desde adentro se oyó la voz de Zamir:
- Os pregunto, entonces, ¿qué os lleva a querer aprender este oficio?
Feliz porque sus palabras habían llegado a Zamir, el mayor de los hermanos se apresuró a responder:
- Quiero retratar en los tejidos la belleza de las mañanas y el brillo de las estrellas, y llevar a los hombres la gloria que en la Naturaleza se imprime.
Luego, el segundo hermano expresó así sus aspiraciones:
- Zamir, quiero tejer vestiduras de guerreros y de sacerdotes, de gobernantes y de sabios, para que puedan cumplir sus tareas con mayor gloria y esplendor.
Como no llegaba una tercera respuesta, pues el hermano menor permanecía en silencio, Zamir preguntó:
- Y el tercero de vosotros, ¿por qué vino hasta Zamir?
Entonces, el más joven respondió:
- En verdad, Señor, vine para saludarlo. Nada busco para mí. Sé que donde las sabias manos de la Vida me coloquen, allí será mi campo de servicio y de labor. Iniciaré el viaje de regreso, pues no quiero tomar vuestro tiempo. Vine hasta vos porque sabía que tenía que hacerlo, y os ofrezco mi humilde saludo.
Zamir habló a los tres:
- Que el primero y el segundo regresen. Mucho aún tendrán que aprender de la vida para que puedan expresar el verdadero arte de tejer. Pero al tercero le digo: la puerta de esta casa está abierta. Entrad, pues ya conocéis las primeras lecciones de ese arte: el olvido de sí, la entrega y el servicio. Venid, pues a vos os será revelado el secreto de la justa tensión de los hilos y de la correcta mezcla de colores, a vos os será develado el misterio del Gran Telar.

Extraído del libro “Viajes por Mundos Sutiles” – Trigueirinho
Editorial Kier
Páginas 119 y 120

Abrazos,
Ricardo